Hoy en el suplemento iECO del Diario Clarín, salió una nota interesante llamada “Talento es lo que sobra” de Roberto Vola-Luhrs, que trata sobre si es posible detectar en los procesos de selección el talento que tiene una persona. El artículo plantea que “la amalgama entre individuo y empresa es lo que lo permite surgir”. También se habla en un apartado, del clásico dilema de si se nace o se hace el talento.
Yo creo que hay personas que tal vez nazcan con una predisposición a desarrollar talento en cierta área, me viene a la mente el caso de deportistas exitosos, que se destacan por encima de otros, pero también es verdad, que si ellos nunca hubieran tenido la posibilidad de acercarse a la practica de su deporte, este talento no se hubiera desarrollado.
A mi entender el talento sería producto de una conjunción entre lo innato o estructural que trae uno, las oportunidades que nos dio el ambiente y luego de más adulto, de las decisiones y elecciones que tomamos, que nos permiten seguir confrontando diferentes experiencias o quedarnos establecidos en ciertos ámbitos.
Me parece muy buena la frase de George Eliot, con la que cierra el apartado en el artículo: “Nunca es muy tarde para ser lo que podrías haber sido”.
Como dice esta frase, nunca es tarde para lograr a través del esfuerzo y la perseverancia, comenzar a forjarse un camino y a desarrollar nuestro talento que estaba dormido en nuestro interior. Puede ser un camino más arduo, pero podría aventurarme a decir, que un selector que se encuentra con una persona así, debería tenerlo en cuenta.
Otro punto interesante del artículo es cuando desarrolla que “si bien no se puede identificar claramente durante el proceso de selección el talento, si se puede a partir del análisis del perfil deducir cuál sería el hábitat más factible en donde podría aflorar”.
Como Lic. en Psicopedagogía, a lo que más le prestaría atención, es a la compatibilidad entre el perfil del candidato y las oportunidades que puede ofrecerle el puesto y la empresa en general. Porque es en esta intersección dónde juega un papel importante el estilo de aprendizaje de la persona y las posibilidades de enseñar que otorga la empresa. Cuantas veces, hay candidatos que son “desechados” porque les falta tal o cual conocimiento, que si se tuviera en cuenta su estilo de aprendizaje, las habilidades y aptitudes, se percatarían que sería muy rápido capacitarlo y ponerlo en condiciones para cumplir con todos los objetivos y obligaciones que ese puesto requiere.
También es importante que las personas que ingresan a un trabajo, se replanteen si realmente eso es lo que buscan, porque muchas veces frente a un fracaso, piensan que no poseen talento, y es que no eligieron el espacio correcto para poder desarrollarlo.
Todos tenemos talentos, pero estos no son aplicables a todas las circunstancias, o digamos mejor, que tienen más valor o utilidad cuando los aplicamos en el lugar indicado.
El artículo cierra con un ejemplo destacable: “Saliere, un músico contemporáneo a Mozart, jamás le tuvo envidia al prodigioso compositor, sino al padre, ya que fue el descubridor, que le había enseñado todo”.
Sería entonces valioso prestar mucha atención al seleccionar candidatos, porque podríamos estar cumpliendo el papel del padre de Mozart sin darnos cuenta; pero para esto es necesario, no olvidar que para que afloren los talentos se requiere de tiempo y del escenario indicado, porque sino pueden escapársenos.
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