viernes, 7 de mayo de 2010

Violencia y Discriminación


Es increíble como hoy en día, nos acostumbramos a ver noticias como son: Niñas de entre 8 y 11 años que crean un grupo en Facebook llamado “3 razones para odiar a Fulanita”, o niños que son golpeados a la salida del colegio, porque son los elegidos del día para recibir palizas por parte de chicos de cursos más grandes, o adolescentes que son golpeadas por otras, por ser consideradas “lindas”.

Actualmente me desempeño unos días a la semana como profesora y en esas pocas horas me encuentro frente a nenas de 6 años, que hacen a un lado a otras, por tener una remera fea, porque las miraron mal o miles de pequeñas razones, que despiertan un odio generalizado, dividiendo en bandos a toda la clase.
 

Una como profesional y persona adulta intenta demostrarles, cuan lindo es llevarse bien, divertirse juntas, y ayudarse mutuamente, pero es difícil conseguir sacarlas de la discusión acalorada, y de los señalamientos y acusaciones con sus pequeños dedos.

Creo que los niños son un reflejo de la sociedad adulta, y todo lo que ven a diario, es lamentablemente repetido en su mundo.

Si hasta vemos a nuestro propio gobierno, pelear todo el tiempo, siendo intolerantes con los que no opinan igual que ellos, ya sea con sus opositores como con la prensa.
 

Observamos como en los partidos de fútbol, las barras se matan a golpes, por el solo hecho de ser de distintos clubes.
 

Después nos encontramos con las peleas mediáticas, de los “famosos” del momento, que son transmitidas como en cadena nacional por todos los programas, dónde hasta puede verse como una señora es capaz de utilizar de insulto, el nombre de una grave enfermedad.
 

También he visto como padres, señalan acusando y demonizando a parejas del mismo sexo que caminan tranquilamente de la mano, incitando a sus hijos a que les griten insultos.

Con estos ejemplos y muchos más, cómo vamos a tener autoridad como sociedad, para educar a nuestros niños. Estos son espectadores cotidianos de actos de intolerancia y violencia.

Tan importante sería rescatar valores y acciones como son: la humildad, la honestidad, el compartir, la paciencia, el ayudar, el escuchar y muchos otros más.
 

Es necesario volver a poner límites, enseñándoles a los chicos a asumir las consecuencias de sus actos, no permitir que todo quede cubierto bajo el manto de la inimputabilidad.
 

Enseñarles que no todos somos iguales y que eso es lo que nos hace más interesantes como personas; motivarlos a que aprendan a enriquecerse con las experiencias y opiniones distintas, y que las cosas pueden tener una mejor resolución si ponemos voluntad y comenzamos con un diálogo.

Pero para que todo esto suceda, primero deberíamos los adultos asimilar todo este mensaje, para entre todos construir un contexto mejor para el desarrollo de los chicos.

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