Hace unas semanas una amiga me prestó el libro ¿Quién se ha llevado mi queso? de Spencer Johnson, el cual había conocido en los cursos realizados, pero nunca había podido leerlo completo.
Es increíble, como nos vemos totalmente reflejados con los personajes, ya que frente a los cambios, y según lo que estos signifiquen, y el momento y contexto en el que sucedan actuamos igual a ellos:
- Podemos paralizarnos.
- Entrar en pánico o quedarnos solo en la queja, anhelando una situación pasada.
- Salir corriendo sin detenernos a pensar.
- No querer actuar porque preferimos quedarnos en lo que conocemos, aunque actualmente estemos incómodos.
- O tal vez el cambio es algo que ya nos veíamos venir, y nos agarra con mejores herramientas para afrontarlo.
Creo que nunca hay que perder de vista que la situación nueva no tiene porque ser mala, y que de los errores siempre se aprende.
En la actualidad lo que más se valora es la flexibilidad y la adaptación constante, por lo que hay que estar preparado, para evolucionar y moverse incesantemente, porque el estancamiento no nos lleva a nada.
Siempre hay que tener en mente una meta, un objetivo, un queso que nos sirva de anzuelo para no quedarnos quietos y atrapados en el “laberinto”.
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